Contents
- 1 Trastorno de Despersonalización-Desrealización – DSM-V-TR código: 300.6 (F48.1)
- 2 Características que apoyan el diagnóstico
- 3 Características asociadas que apoyan el diagnóstico
- 4 Prevalencia
- 5 Desarrollo y curso
- 6 Factores de riesgo y pronóstico
- 7 Aspectos diagnósticos relacionados con la cultura
- 8 Consecuencias funcionales del trastorno de despersonalización/desrealización
- 9 Comorbilidad
- 10 Trastorno de despersonalización-desrealización – CIE-11 código: 6B66
Trastorno de Despersonalización-Desrealización – DSM-V-TR código: 300.6 (F48.1)
Aclaro que estos criterios sirven a modo de guía pero, NO SON SUFICIENTES PARA EMITIR UN DIAGNÓSTICO, se debe recabar más información por otros medios, y eso es algo que sólo un profesional puede hacer.
Por lo tanto, es para que sirva a la comunidad a modo de orientación pero, NUNCA PARA AUTODIAGNOSTICARSE.
Ante cualquier sospecha, consulte con un profesional
Vamos a comenzar repasando la utilidad del CIE y del DSM
CIE: Creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Recopila enfermedades mentales y físicas. La versión más actualizada es la 11. Es utilizada en España para emitir un diagnóstico de cualquier tipo (aunque para esta labor actualmente se utiliza la versión 10 o 9).
DSM: Creado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA por sus siglas en inglés). Su versión más actualizada es la V. Manual específico de desórdenes mentales. Se utiliza principalmente en investigación.
En la carrera de Psicología (por lo menos en España), se ven y estudian ambos, pero principalmente el DSM.
El DSM contiene más información sobre un trastorno, pero a la hora de diagnosticar es el CIE el que se utiliza
Ahora sí, vamos con la condición que da vida a esta comunidad, la despersonalización-desrealización, también conocida como DPDR o trastorno de irrealidad para los que estamos más inmersos en su mundillo.
Vamos a comenzar con el DSM, ¿por qué? porque, al ser utilizado en investigación, este manual no sólo nos presenta los criterios diagnósticos del trastorno, sino otros datos muy interesantes como comorbilidad, prevalencia, factores de riesgo, curso y desarrollo del trastorno…que suponen un gran complemento a los criterios diagnósticos como tal.
A) Presencia de experiencias persistentes o recurrentes de despersonalización, desrealización o ambas:
- Despersonalización: Experiencias de irrealidad, distanciamiento, o de ser un observador externo respecto a los pensamientos, los sentimientos, las sensaciones, el cuerpo o las acciones de uno mismo (p. ej., alteraciones de la percepción, sentido distorsionado del tiempo, irrealidad o ausencia del yo y embotamiento emocional y/o físico).
- Desrealización: Experiencias de irrealidad o distanciamiento respecto al entorno (p. ej., las personas o los objetos se experimentan como irreales, como en un sueño, nebulosos, sin vida o visualmente distorsionados).
B) Durante las experiencias de despersonalización o desrealización, las pruebas de realidad se mantienen intactas.
C) Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
D) La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., droga, medicamento) u otra afección médica (p. ej., epilepsia).
E) La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental, como la esquizofrenia, el trastorno de pánico, el trastorno de depresión mayor, el trastorno de estrés agudo, el trastorno de estrés postraumático u otro trastorno disociativo.
Características que apoyan el diagnóstico
Las características esenciales del trastorno de despersonalización/desrealización son episodios persistentes o recurrentes de despersonalización, desrealización o ambas. Los episodios de despersonalización se caracterizan por una sensación de irrealidad o extrañeza, o un distanciamiento de uno mismo en general, o de algunos aspectos del yo (Criterio A1). El individuo puede sentirse independiente de todo su ser (p. ej., «no soy nadie», «no tengo nada de mí»). Él o ella también puede sentirse subjetivamente separado de aspectos del yo, incluyendo los sentimientos (p. ej., baja emocionalidad: «sé que tengo sentimientos pero no puedo sentirlos»), los pensamientos (p. ej., «mis pensamientos no parecen míos», «tengo la cabeza llena de algodón»), partes del cuerpo o todo el cuerpo, o sensaciones (p. ej., el tacto, la propiocepción, el hambre, la sed, la libido).
También puede haber una disminución en el sentido de la entidad (p. ej., sensación robótica, como de un autómata, que carece de control para el propio habla o los movimientos). La experiencia de la despersonalización a veces puede ser de un yo escindido, con una parte de observador y otra de participante, conocida como una «experiencia fuera del cuerpo» cuando se da en su forma más extrema. El síntoma unitario de «despersonalización» se compone de varios factores: experiencias corporales anómalas (p. ej., la irrealidad del yo y alteraciones perceptivas), entumecimiento físico o emocional y distorsiones temporales con memoria subjetiva anómala. Los episodios de desrealización se caracterizan por una sensación de irrealidad o distanciamiento o no estar familiarizado con el mundo, ya sean individuos, objetos inanimados o todos los alrededores (Criterio A2).
El individuo puede sentirse como si él o ella estuviese en una niebla, un sueño o una burbuja, o como si existiese un velo o una pared de cristal entre el individuo y el mundo que le rodea. El entorno puede verse como artificial, sin color o sin vida. La desrealización está acompañada normalmente por distorsiones visuales subjetivas, tales como visión borrosa, agudeza visual aumentada, campo visual ampliado o reducido, bidimensionalidad o planitud, exageración de la tridimensionalidad, alteraciones en la distancia o tamaño de los objetos (p. ej., macropsia o micropsia). También pueden ocurrir distorsiones auditivas, silenciándose o acentuándose las voces o los sonidos. Además, el criterio C requiere la presencia de un malestar clínicamente significativo o un deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento, y los Criterios D y E describen diagnósticos excluyentes.
Características asociadas que apoyan el diagnóstico
Los individuos con trastorno de despersonalización/ desrealización pueden tener dificultades para describir sus síntomas y pueden pensar que están «locos» o «volviéndose locos». Otra experiencia frecuente es el temor a un daño cerebral irreversible. Un síntoma común asociado es una alteración subjetiva del sentido del tiempo (p. ej., demasiado rápido o demasiado lento), así como una dificultad subjetiva para recordar vívidamente las memorias del pasado y para ser dueño de las mismas, tanto personal como emocionalmente. Los síntomas somáticos tenues, como la saturación de la cabeza, el hormigueo o la sensación de desmayo, no son infrecuentes.
Las personas pueden sufrir una preocupación obsesiva y una rumiación marcada (p. ej., se obsesionan constantemente sobre si realmente existen o controlan sus percepciones para determinar si parecen reales). También son características asociadas frecuentes diversos grados de ansiedad y depresión. Se ha observado que las personas con este trastorno tienden a tener una hiporreactividad fisiológica a los estímulos emocionales. Sustratos neuronales de interés son el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, el lóbulo parietal inferior y los circuitos de la corteza prefrontal-límbica.
Prevalencia
Los síntomas de despersonalización/desrealización transitorios que duran unas horas son comunes en la población general. La prevalencia a los 12 meses para el trastorno de despersonalización/desrealización se cree que es marcadamente menor que para los síntomas transitorios, aunque no se dispone de estimaciones precisas para el trastorno. En general, aproximadamente la mitad de todos los adultos han experimentado al menos un episodio en la vida de despersonalización/desrealización. Sin embargo, la sintomatología que cumple con todos los criterios para el trastorno de despersonalización/desrealización es mucho menos común que los síntomas transitorios. La prevalencia vital en Estados Unidos y en los países aparte de Estados Unidos es de aproximadamente el 2 (rango del 0,8 al 2,8 %). La proporción del género para el trastorno es 1:1.
Desarrollo y curso
La edad media de inicio de los síntomas del trastorno de despersonalización/desrealización es de 16 años, aunque el trastorno puede comenzar a principios o a mediados de la infancia, y una minoría puede no recordar haber tenido síntomas. Menos del 20 % de los casos aparece después de la edad de 20 arios y sólo el 5 % después de los 25 años. La aparición en la cuarta década de la vida o más tarde es muy inusual. El inicio puede ser extremadamente repentino o gradual. La duración de los episodios del trastorno de despersonalización/desrealización puede variar ampliamente, desde breves (horas o días) a prolongados (semanas, meses o años). Dada la rareza del inicio del trastorno después de los 40 años de edad, en estos casos se debería examinar detenidamente la existencia de afecciones médicas subyacentes en el individuo (p. ej., lesiones en el cerebro, trastornos convulsivos, apnea del sueño).
El curso de la enfermedad es a menudo crónico. En alrededor de un tercio de los casos se trata de episodios separados, otro tercio presenta síntomas continuos desde el principio, y otra tercera parte tiene un curso inicialmente episódico que con el tiempo se convierte en continuo. Mientras que en algunos individuos la intensidad de los síntomas puede aumentar y disminuir considerablemente, otros refieren un nivel constante de intensidad que, en los casos extremos, puede aparecer constantemente durante años o décadas. Los factores internos y externos que afectan a la intensidad de los síntomas varían entre los individuos, aunque se documentan algunos patrones típicos. Las exacerbaciones se pueden provocar por el estrés, por el empeoramiento del humor o de los síntomas de ansiedad, por las circunstancias estimulantes o sobre estimulantes nuevas y por los factores físicos, como la iluminación o la falta de sueño.
Factores de riesgo y pronóstico
Temperamentales. Los individuos con trastorno de despersonalización/ desrealización se caracterizan por presentar un temperamento evitativo de daños, defensas inmaduras y tanto esquemas de desconexión como de sobre conexión. La defensas inmaduras, como la idealización/devaluación, la proyección y el mal comportamiento, conllevan la negación de la realidad y una mala adaptación. Los esquemas cognitivos de desconexión reflejan una deficiencia e inhibición emocionales y suelen corresponderse con temas de abuso, negligencia y privación. Los esquemas de sobre conexión implican una autonomía deteriorada y suelen corresponderse con dependencia, vulnerabilidad e incompetencia.
Ambientales. Existe una clara asociación, en una parte sustancial de los individuos, entre la enfermedad y los traumas interpersonales en la infancia, aunque esta asociación no es tan frecuente o tan extrema, en la naturaleza de los traumas, como en otros trastornos disociativos, tales como el trastorno de identidad disociativo. En particular, el abuso emocional y la negligencia emocional son los que se han asociado más amplia y constantemente con el trastorno. Otros factores estresantes pueden incluir el abuso físico, ser testigos de violencia doméstica, crecer con un progenitor que padece un trastorno mental severo, o la muerte inesperada o el suicidio de un familiar o amigo cercano.
El abuso sexual es un antecedente mucho menos común, pero posible. Los factores precipitantes más comunes son el estrés grave (interpersonal, financiero, laboral), la depresión, la ansiedad (en particular los ataques de pánico) y el uso de drogas ilícitas. Los síntomas se pueden inducir por sustancias específicas, como el tetrahidrocannabinol, los alucinógenos, la ketamina, la MDMA (3,4-metilendioximetanfetamina o «éxtasis») y la salvia. El consumo de marihuana puede precipitar un comienzo simultáneo de ataques de pánico y síntomas de despersonalización/desrealización.
Aspectos diagnósticos relacionados con la cultura
Las experiencias que inducen voluntariamente estados de despersonalización/desrealización pueden ser una parte de las prácticas de meditación que prevalecen en muchas religiones y culturas, y no se deben diagnosticar como un trastorno. Sin embargo, hay personas que inicialmente se inducen estos estados de forma intencionada, pero con el tiempo pueden perder el control sobre ellos y pueden desarrollar miedo y aversión por las prácticas relacionadas.
Consecuencias funcionales del trastorno de despersonalización/desrealización
Los síntomas del trastorno de despersonalización/ desrealización son altamente preocupantes y se asocian con una importante morbilidad. La actitud afectiva aplanada y robótica que estas personas demuestran a veces puede parecer incongruente con el extremo dolor emocional comunicado por los individuos con el trastorno. El deterioro se experimenta a menudo tanto en las esferas laborales como interpersonales, en gran parte debido a la baja emocionalidad con los demás, a la dificultad subjetiva en el enfoque y la retención de la información, y a una sensación general de desconexión de la vida.
Comorbilidad
En una muestra de adultos reclutados para una serie de estudios de investigación de la despersonalización, las comorbilidades de por vida son altas para el trastorno depresivo unipolar y para cualquier trastorno de ansiedad, con una proporción significativa de la muestra con ambos trastornos. La comorbilidad con el trastorno de estrés postraumático es baja. Los tres trastornos de la personalidad que más comúnmente aparecen de forma conjunta son el trastorno de la personalidad evitativa, el trastorno límite de la personalidad y el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva.
Comorbilidad: Presencia de dos o más enfermedades al mismo tiempo en una persona. También se llama morbilidad asociada.
Trastorno de despersonalización-desrealización – CIE-11 código: 6B66
El trastorno de despersonalización-desrealización se caracteriza por experiencias persistentes o recurrentes de despersonalización, desrealización o ambas. La despersonalización se caracteriza por experimentar el yo como extraño o irreal, o sentirse separado de él, o como si uno fuera un observador externo de sus pensamientos, sentimientos, sensaciones, cuerpo o acciones. La desrealización se caracteriza por experimentar otras personas, objetos o el mundo como extraños o irreales (por ejemplo, de ensueño, distantes, nebulosos, sin vida, incoloros o visualmente distorsionados) o sentirse separado del alrededor. Durante las experiencias de despersonalización o desrealización, las pruebas de realidad permanecen intactas. Las experiencias de despersonalización o desrealización no ocurren exclusivamente durante otro trastorno disociativo y no se explican mejor por otro trastorno mental, de comportamiento o del desarrollo neurológico. Las experiencias de despersonalización o desrealización no se deben a los efectos directos de una sustancia o medicamento en el sistema nervioso central, incluidos los efectos de la abstinencia, y no se deben a una enfermedad del sistema nervioso ni a un traumatismo craneal. Los síntomas resultan en angustia o deterioro significativo en las áreas personales, familiares, sociales, educativas, ocupacionales u otras áreas importantes del funcionamiento.