Escrito sobre el apagón vivido en España el 28 de abril y su relación con la despersonalización El pasado lunes 28 de abril se produjo un apagón en toda España, el suministro eléctrico se cayó en todo el país, lo que, según los expertos a los que he estado escuchando, se denomina técnicamente “caída a […]

Escrito sobre el apagón vivido en España el 28 de abril y su relación con la despersonalización

El pasado lunes 28 de abril se produjo un apagón en toda España, el suministro eléctrico se cayó en todo el país, lo que, según los expertos a los que he estado escuchando, se denomina técnicamente “caída a 0”.

A las 12:36 el país entero, junto a Portugal y el sur de Francia, se quedó sin energía eléctrica. Aún no se sabe el motivo, aunque como han dicho no se descarta ninguna hipótesis.

Quizás a los que seáis de LATAM esto os parezca una exageración, ya que tristemente en muchos países de allí esto es normal, y lo peor de todo es que la gente lo ha normalizado. Nadie debería normalizar el no tener algo tan básico y necesario como la electricidad.

Afortunadamente no hubo que lamentar grandes pérdidas. En mi opinión, el pueblo español demostró, una vez más, como en la DANA de Valencia , su solidaridad y que “el pueblo salva a el pueblo”.

No es de mi interés a través de esta cuenta hablar mucho más del tema, ya que no es la cuestión que nos reúne.

Aquí hablamos de salud mental y, concretamente, de despersonalización y disociación. Pero creo que lo sucedido, que fue inédito en nuestra historia contemporánea, puede dar lugar a interesantes reflexiones acerca de las cuestiones anteriormente mencionadas.

Por empezar, es evidente que una situación como esta puede afectar a la salud mental de una persona, algunas se vieron atrapadas en ascensores, otras se vieron en la necesidad de salir por vías de auxilio de metros, otras se encontraron en medio del campo ya que el AVE que las transportaba quedó sin energía.

Afortunadamente, los hospitales cuentan con generadores para autoabastecerse en casos como estos.

Los niños, la oscuridad e incertidumbre derivadas de la situación puede haber sido vividas como experiencias traumáticas.

Quiero vincular la experiencia del apagón a la disociación, porque creo que tiene ciertas y certeras similitudes.

El país quedó funcionando en mínimos, sólo los establecimientos de extrema necesidad quedaron habilitados (hospitales, comisarias, algunos supermercados como Mercadona…) porque contaban con generadores para autoabastecerse.

Algo así acontece en el estado de despersonalización, las emociones y sensaciones (es decir, información proveniente de los sentidos), quedan funcionando bajos mínimos, lo suficiente para que el organismo (el país en el caso del apagón), pueda seguir funcionando, bajo mínimos, con muchas limitaciones e inconvenientes, pero funcionando.

Funcionando en modo supervivencia.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (GC, CNP, UME, bomberos) son siempre los primeros en auxiliar a la ciudadanía ante la situación de emergencia, para salvaguardar la integridad de la población, yendo de aquí para allá, con picos de estrés anormales, para los que el cuerpo humano no está diseñado, pero también para lo que están entrenados para soportar.

Ese mantenimiento del sistema que realizan las FCP, a la que añado a los sanitarios y vendedores (muchos de los cuales ante la vista de que iban a perder sus alimentos decidieron regalárselos a la gente), es el mismo mantenimiento que realiza nuestro estrés, nuestra ansiedad, nuestra disociación, nuestra energía, ante un sistema también afectado, un sistema nervioso desregulado que utiliza los recursos de emergencia para permitir al organismo seguir adelante.

Evidentemente, al igual que un sistema social no está diseñado para vivir un largo periodo de tiempo con las condiciones anteriormente mencionadas; un sistema nervioso no está diseñado para vivir durante un largo periodo de tiempo con el estrés, la ansiedad y la disociación trabajando a todas horas en una intensidad antinatural.

Ambos son sistemas de emergencia que están para eso, casos de emergencia. Pero cuando eso se cronifica y se vuelve permanente nos encontramos ante un problema muy gordo.

Como un país no puede permitirse estar X años viviendo bajo la situación que pasamos durante el apagón; un organismo no puede permitirse vivir X años con nuestros “sistemas de emergencia” activados durante prolongados periodos de tiempo.

El estado en el que vivió España durante las horas del apagón es el estado en el que vive una persona con DPDR permanente.

Por supuesto esto tiene sus consecuencias, en el caso de España hubieron grandes pérdidas económicas (afortunadamente, gracias al gran comportamiento cívico de nuestra población, no hubo que lamentar pérdidas humanas, por ejemplos en las carreteras); en el caso de nuestro organismo, hubieron y hay grandes pérdidas en cuanto a salud se refiere, en cuanto a salud mental pero también en cuanto a salud física.

Y aquí, nuevamente, cobra una especial importancia el comportamiento de la población, la gente ha sido muy respetuosa y comprensiva con la situación de emergencia, repito, inédita en la historia contemporánea de nuestro país.

Del mismo modo, la población ha de ser respetuosa y comprensiva con el estado que vivimos no sólo las personas con despersonalización, sino con personas que padezcan cualquier condición que les haga vivir en modo supervivencia.

Y de esa idea nace esta comunidad, porque quienes vivimos constantemente en este modo, comprendemos mejor que nadie lo que vive el otro y podemos auxiliarlo.

No obstante, el objetivo tampoco es separarse del resto de la sociedad, todo lo contrario, alzar la voz para que la gente pueda tener comprensión y recursos para acompañar y ayudar a personas que viven en modo supervivencia.

Para, así como es necesario integrar recuerdos traumáticos en ciertos casos de DPDR, se pueda integrar este colectivo de personas de la forma más sana posible a la sociedad.

También señalar que esa desconexión provocó una conexión que con el tiempo se ha ido perdiendo, la conexión humana.

Ante la pérdida de digitalidad, el pueblo se vio obligado a recurrir a lo más básico pero a la vez más enriquecedor, el calor y conexión con otras personas.

Una conexión basada en gente bailando, cantando, jugando, compartiendo, riendo, a pesar de la crisis.

Mientras la llama del alma humana siga viva, siempre habrá esperanza.

Por último, decir que espero que todos lo hayáis pasado lo mejor posible e invitaros a compartir como vivisteis esos momentos en los que el sistema eléctrico se cayó.

Especialmente, si queréis, relacionándolo con la despersonalización-desrealización o la salud mental.

Os abrazo 💚

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest

0 Comments
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
PHP Code Snippets Powered By : XYZScripts.com
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x