Mi testimonio personal

“Es tan extraña esta sensación, llega un momento en el que de tanto dolor, de tanto sufrimiento, algo se rompe y se establece una especie de equilibrio en el cerebro. Lo he experimentado tantas veces que me aferro a eso en los momentos duros, en los momentos de picos en los que todo es una mierda y me siento completamente anulado. Estos últimos días fueron un infierno, una presión terrible en la cabeza, una taquicardia, un pánico, ansiedad, un conjunto de síntomas inhumanos. Es increíble que un organismo sea capaz de aguantar tanto. Parte de mí quiere morirse y acabar con esto, solucionarlo mediante el suicidio; pero otra parte de mí quiere seguir adelante, luchando, intentándolo, quiere sacar esto adelante y dedicar su vida a ayudar a otras personas. Realmente esa parte está ahí, yo la siento en ocasiones, y sé que, si sigo adelante, es porque esa motivación está presente. Tengo tantas dificultades psicológicas… vivir en aislamiento me ha hecho muchísimo daño en la psique. Hay tantas cosas que en este momento no entiendo, mis funciones cognitivas están al límite, están todas enfocadas en la amenaza. Pero, a su vez, siento que se van recuperando. La disociación es un fenómeno tan perturbador como fascinante; es hasta contradictorio y paradójico.”

Reflexión final

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